EL PODER DE VALORAR A LAS PERSONAS
Felicitar y valorar a las personas es una asignatura pendiente en muchas empresas por parte de la gerencia o dirección. Muchos líderes no encuentran un rato para sentarse con una persona para felicitarle a través de una conversación positiva y enriquecedora a pesar de que hacerlo representa un aliciente importante que beneficia no solo a la persona que recibe la felicitación sino también a aquella a quien la realiza, e incluso a aquella que de alguna manera la percibe y la observa.
Lo cierto es que nos cuesta tener una mirada valorativa, una mirada que se centre en los aspectos positivos de los demás. Bien sea por nuestro tipo de personalidad, bien sea por nuestra cultura o educación, lo cierto es que con frecuencia solemos poner el acento en aquello que no funciona. Como si necesitáramos «arreglarlo» simplemente porque no encaja con nuestra forma de ver y entender las cosas.
De esta manera perdemos perspectiva y nos resulta difícil poder apreciar las habilidades y cualidades tan positivas y, seguramente tan diferentes a las nuestras, que hacen a las personas singulares y especiales. Afortunadamente, no todos pensamos igual ni tenemos los mismos talentos y habilidades, ¿no crees?
Centrarte solo en aquello que falta por conseguir o en todo aquello que falta por mejorar puede ayudarte a seguir avanzando hacia tus objetivos, sin embargo si ésta es la única mirada y no la compensas de alguna manera con una mirada valorativa y apreciativa hacia ti mismo y hacia tu equipo, probablemente acabes desmotivándote y desmotivando a tus colaboradores al caer en el error de centrarte únicamente en los fallos y en los aspectos negativos en lugar de los aciertos y los aspectos positivos.
Todo empieza por ti
Así, entrenar nuestra mirada es fundamental cuando lideramos un equipo, aunque no es menos cierto que para poder hacerlo primero tenemos que tener una mirada valorativa hacia nosotros mismos por aquello de que no podemos dar a los demás aquello que no nos damos a nosotros mismos primero. Sí eres crítico contigo, probablemente también lo serás con los demás. Si te quieres y te valoras poco, al que tienes al lado seguramente también le quieras y le valores poco. Piénsalo.
Valorarse a uno mismo no significa tener una actitud prepotente sitiándonos por encima de los demás, sino que tiene que ver más bien con conocerse a uno mismo. Saber cuáles son nuestras potencialidades, qué se nos da bien, qué nos apasiona, qué nos conmueve, qué es importante para nosotros, cuáles son nuestros valores, qué hacemos sin esfuerzo, cuáles son los asuntos a los que solemos dedicar tiempo.
Si aún no lo has descubierto te animo a que te observes, cojas un lápiz y un papel y pongas allí todas esas cosas que tienen mucho que ver contigo y son de algún modo inseparables de ti.
Emplear una mirada precisa sobre ti mismo cuando lideras un equipo, es decir, tener en cuenta tus propias peculiaridades positivas y aquellos puntos débiles y áreas de mejora hará que puedas también utilizar esa mirada también hacia los demás.
La importancia de los pequeños gestos
¡Sonríe!
Uno de los gestos más sencillos que puede llevar a cabo un líder es sonreír. Sí, sí, así de fácil y así de potente. Aunque es un recurso muy básico siempre da buenos resultados porque las personas lo perciben como muestra de acercamiento y reconocimiento hacia quien recibe la sonrisa: «Estoy aquí, todo está bien, te veo, te reconozco y aprecio que estés a mi lado, estoy feliz de que eso sea así y por eso sonrío». Algo así es lo que nuestro cerebro interpreta cuando recibimos una sonrisa auténtica y honesta de alguien con quien a menudo colaboramos. Este es un recurso muy sencillo y muy útil que podemos poner en práctica y que será valioso para nuestros colaboradores y para nosotros mismos.
¡Sé cercano!
Un pequeño gesto como una mirada o colocar tu mano en el hombro de una persona puede resultar muy motivador en un momento determinado dando a entender a la persona que estás ahí, que puede contar contigo y que aprecias su labor a pesar de los errores y las equivocaciones, demostrando comprensión y cercanía.
¡Ten breves conversaciones!
Tener conversaciones breves con una personas solo para felicitarla y darle las gracias por el trabajo que realiza en nuestra organización merece la pena por los innumerables beneficios que tiene.
Cómo felicitar a nuestros colaboradores
- Momento y lugar adecuados
Felicita en un momento en el que la persona pueda prestarte la atención necesaria, y aunque hay felicitaciones que podrás hacer en público en ocasiones es mejor que la realices en privado, en un lugar tranquilo, dando más intensidad e importancia al acto.
- Agradecer nada más empezar
Puedes empezar con frases del tipo: «Claudia, te he llamado para darte las gracias ya que estoy muy agradecido por cómo has llevado el proyecto de Valladolid».
- Razones por las que felicitar
Aquí es importante hablar de hechos objetivos que sean claramente observables, por ejemplo: «He visto que el cliente ha quedado muy satisfecho con la solución que le ofreciste para subsanar nuestro error en las mediciones. Ha sido todo un acierto«.
- Efectos positivos del comportamiento
Es tan sencillo como expresar qué aporta a la empresa, al equipo o al líder el comportamiento tan acertado de la persona: «Esto ha hecho que el cliente confíe más en nosotros a la hora de ofrecer soluciones para otros proyectos que estamos negociando, algo que valoro mucho ya que este cliente representan una parte importante de nuestro volumen de negocio».
- Apoyo incondicional
Es una forma de prestar un aliento extra a la conversación y de demostrar a la persona que estamos contentos con lo que hace: «Claudia, quería que supieras que eres muy importante dentro de la empresa y que estoy muy orgulloso de tenerte dentro de nuestro equipo».
El apoyo tiene que ser incondicional de lo contrario la persona sentirá que solo es válida si cumple con las expectativas del líder: «Claudia, estás haciendo un gran trabajo con uno de nuestros mejores clientes, cualquier obstáculo que tengas en ese sentido, dímelo y vemos cómo lo podemos solucionar», añadir «sigue así porque si perdemos a ese cliente será un problema para todos» sobraría, porque lo que estamos buscando es que la persona sienta nuestro apoyo de modo incondicional.
Beneficios de valorar y felicitar en la empresa
Estudios sobre lo que un ambiente de valoración y felicitación aporta a una empresa o equipo han llegado a las conclusiones siguientes:
- Aumenta la salud de las personas, reduciéndose el número de bajas laborales.
- Potencia la creatividad de las personas.
- Mejora la atención al cliente externo e interno.
- Existen menos rumores y quejas internas.
- Aumenta la retención del talento, ya que las personas optan por trabajar donde se sienten valoradas.
- Cómo consecuencia de lo anterior los resultados mejoran considerablemente, como no podía ser de otra manera.
¿Cuántas veces a lo largo del día te detienes a felicitar a una persona de tu equipo?
¿Cuántas veces promueves reuniones con las personas de tu equipo para valorar y reconocerles aspectos positivos de su persona y de su desempeño?
Si actúas como la mayor parte de los líderes de las empresas muy pocas, son embargo como hemos visto es algo profundamente importante si queremos empezar a mejorar los resultados desde un nivel diferente. Desde aquí te ánimo a que lo pongas en práctica y observes los resultados. Estoy convencido de que te van a sorprender.
La mejor manera de hacer aflorar la mejor versión de nuestros colaboradores es siendo capaces de hacer aflorar la nuestra previamente. Debemos valorar is y apreciarnos para después poder valorar a nuestros colaboradores, para que ellos mismos despierten talentos y recursos que ni ellos mismos sabían que tenían.
Valorar es una asignatura pendiente en la mayoría de las empresas. A veces estamos tan obsesionados con aumentar la productividad de nuestros colaboradores y hacer crecer los números en nuestro negocio que perdemos de vista a las personas, subestimando el poder que tiene la valoración, la estima, el reconocimiento y, por qué no, el protagonismo que todos en algún momento necesitamos y merecemos.
Como estarás imaginando, el arte de valorar es algo que se entrena a diario, pero que también lleva intrínseco una forma de ver y apreciar la vida y a las personas, un cambio de mentalidad y actitud que no se consigue de la noche a la mañana pero que es algo que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad y un interés genuino por las personas puede llegar a conseguir de una manera natural y auténtica.
¿Te apuntas al desafío de mejorar los resultados de tu negocio a través del desarrollo de tu liderazgo? Confío en que sí y en que pronto puedas comenzar a ver mejores resultados a todos los niveles.